Para todos aquellos que quieran entender lo que pasó en la peor crisis económica mundial y española de los últimos tiempos («la recesión de 2009 fue de una intensidad no vista en España desde la Guerra Civil»), los antecedentes, el desencadenante, las respuestas que se arbitraron -tanto desde el ámbito internacional como europeo y nacional-, son de lectura obligada las 250 páginas del Informe sobre la crisis financiera y bancaria. España 2008-2014, elaborado por el Banco de España para la Comisión recién creada a tal efecto en el Congreso de los Diputados. Con la asepsia de un fotógrafo de guerra empeñado en describir, secuencia a secuencia, lo que pasa, sin señalar culpables ni hacer ejercicios de flagelación, propia o ajena -tarea esta de la que, seguro, se encargarán sus Señorías-, el Banco ha recopilado una cronología de hechos, datos y decisiones, no exenta de fino análisis crítico con una realidad que nos condujo a aquella situación y, sobre todo, con las lecturas partidistas interesadas que se han realizado al respecto.
Así, en mi lectura del Informe, ninguna de las posverdades lanzadas por el presidente del Gobierno, ahora o cuando era el líder de la oposición, se sostiene en ningún dato de la realidad. Me refiero, por ejemplo, a que: 1) La culpa de nuestra crisis no fue de los socialistas, sino que «tras la quiebra de Lehman Brothers (…) la inestabilidad se extendió rápidamente a todos los activos, mercados y economías, generando la mayor crisis financiera global de los últimos 80 años». En 2009, el PIB mundial tuvo «el mayor retroceso desde la Segunda Guerra Mundial». 2) La prima de riesgo de España no se llamaba Zapatero, como se demostró cuando «las salidas netas de capitales alcanzaron su máximo» gobernando ya Rajoy y «la prima de riesgo llegó a situarse con éste en los 700 puntos básicos», tres veces más que con ZP. 3) Sí hubo un rescate a España, concretado en la firma del Memorándum de Entendimiento (MoU), para apoyar una reestructuración de nuestro sistema financiero que el Gobierno popular no estaba sabiendo hacer (nacionalizar la Bankia de Rato, crear la Sareb), como analizo en mi libro Seis meses que condujeron al rescate (Deusto). 4) Sí hubo una sequía de crédito en forma de «una aceleración de la reducción del crédito concedido a familias y empresas», hasta «restringir, puntualmente, la oferta crediticia». 5) Antes del Gobierno Rajoy, ya se había hecho mucho y muy importante tanto en el ámbito de la regulación financiera (creación del FROB, cambio del régimen jurídico de las Cajas), como en el incremento de capital de las entidades: «Entre diciembre de 2007 y diciembre de 2011, el capital nivel 1 aumentó un 26% acumulado». 6) La salida de la crisis no fue gracias a las reformas de Rajoy, sino a «una mejora de las condiciones de financiación (asociada) al carácter potencialmente ilimitado de las posibles intervenciones del BCE en los mercados secundarios de deuda soberana» y a «una recuperación de la confianza» tras el rescate bancario.
El Informe describe la doble crisis vivida por la economía española: entre mediados de 2008 y finales de 2009, con una caída del PIB del 4,6%, por los efectos de «una brusca paralización de los principales mercados mundiales de financiación, incluyendo los interbancarios» en una economía altamente endeudada y con desequilibrios importantes acumulados desde el 2000. En 2010 se inició lo que el Informe llama una «incipiente recuperación» (¿recuerdan los brotes verdes?, ¡eran verdad!) que se frustró en 2011 cuando «se elevaron las incertidumbres agregadas sobre el conjunto de la zona euro» y, de forma especial, sobre Grecia. Este nuevo tensionamiento en los mercados financieros se tradujo en «un endurecimiento muy acusado de las condiciones de financiación» y en nuevas dudas sobre la solvencia de algunas entidades financieras de algunos países periféricos, muy afectadas por un exceso de deuda soberana en sus balances. Ello nos condujo hacia la segunda crisis, cuando entre 2012 y mediados de 2013 el PIB cayó un 4,2%, en parte, como consecuencia de las políticas de austeridad aplicadas.
¿Pudo prevenirse esta crisis financiera mundial? El Informe reconoce que «los instrumentos supervisores que se habían desarrollado hasta entonces, resultaron insuficientes» a la vez que «la arquitectura institucional de la zona euro era incompleta». También ha habido que «adaptar las instituciones internacionales a la realidad de una economía globalizada y un sistema financiero internacional altamente interconectado».
Sin embargo, el trabajo realizado desde entonces ha sido ingente, tanto a nivel internacional (Basilea III), como europeo: «Entre octubre de 2008 y octubre de 2012 se adoptaron en la UE más de 350 decisiones relativas a unos 50 esquemas generales de apoyo al sistema financiero, así como a las intervenciones sobre más de 90 instituciones». En el caso español, hay que dar algunos datos sobre lo acontecido en el sector financiero: desde el cambio radical de la naturaleza jurídica de las cajas, hasta un reajuste de la capacidad del sector (un 32% menos de oficinas bancarias y un 27% menos de empleados, sólo hasta 2015), pasando por un esfuerzo privado de capitalización para saneamientos que alcanza los 300.000 millones de euros entre 2008 y 2015 y unas ayudas públicas netas de 60.000 millones de euros.
Analizado el periodo en su conjunto, sorprende la elevada continuidad en las políticas aplicadas sobre el sector financiero por dos gobiernos, de partidos distintos, pero ambos formando parte de la disciplina de la Eurozona. Incluso en aquello que no tiene que ver con el sector, ambos gobiernos intentaron controlar el déficit público, reformaron las pensiones y el mercado laboral, como forma de aplicar la llamada devaluación interna para hacer frente a este tipo de crisis. Hay diferencias importantes, sobre todo, en su intensidad. Pero resultan mucho más llamativo los parecidos, sobre todo, a partir de mayo de 2010. ¡A ver si resulta que no se podía hacer otra cosa, en contra de lo que hemos predicado, semana a semana, algunos!