El nuevo gobierno Rajoy, que conoceremos hoy, va a tener que hacer las cosas muy distintas a como las hizo el viejo gobierno Rajoy. En primer lugar porque el momento es otro. No es lo mismo gestionar una grave crisis económica internacional que consolidar una recuperación auspiciada por la política monetaria del Banco Central Europeo. Pero en segundo lugar porque va a tener que buscar apoyos en grupos parlamentarios que han sido muy críticos, que han estado muy disconformes con la manera en la que Rajoy y el Partido Popular gestionaron la mayoría absoluta.
Se abre pues la posibilidad para que haya cambios, para que haya reformas. Empezando por el diálogo. El diálogo, la negociación entre diferentes, los acuerdos transversales en la cámara para hacer posible lo que en otra situación no lo sería. Quienes pongan impedimentos a este proceso o se queden voluntariamente al margen acogiéndose a una absurda punidad dejarán de ser útiles para los ciudadanos y éstos les sancionarán en las urnas… cuando toque.
O al menos, eso pienso yo.