En su reciente asamblea el Fondo Monetario Internacional parece que ha descubierto tres cosas. En primer lugar que la globalización genera desigualdad; en segundo lugar que la desigualdad trae indignación, malestar en muchos ciudadanos que se transforma en populismo político; y en tercer lugar que la riqueza no se reparte sola.
Parece por tanto que han descubierto la necesidad de hacer reformas laborales que mejoren la capacidad de negociación colectiva de los trabajadores en busca de subir salarios - que ha dejado ya de ser un tabú - y parece también que se han dado cuenta que hacen falta reformas en los estados para garantizar que se pagan impuestos de manera progresiva y que se mejoran los gastos de redistribución a través de las políticas sociales.
Con todo ello la época de la austeridad parece que ha llegado a su fin.
Es una lástima que la derecha europea y la española parece que todavía no se han dado cuenta.