Grecia, mejor que nosotros (Publicado en Mercados de El Mundo el 2 de marzo de 2014)

Escrito a las 4:10 pm

Quienes pensamos que de nuestra triple crisis, económica, institucional y de convivencia solo saldremos con bien, a partir de un gran pacto nacional re-constituyente, no podemos estar satisfechos con el debate parlamentario de esta semana, convertido en el primer mitin de las próximas campañas electorales, con un Rajoy actuando antes como líder de facción, arengando a los suyos, que de Presidente del Gobierno de todos los españoles. Llámenme ingenuo. Pero si la cosa va de datos (recuperación) o de rutas (Cabo de Hornos) les ofrezco, para su reflexión, el siguiente balance alternativo con datos de esta misma semana: cerramos 2013 más pobres que un año antes (la economía española siguió cayendo un 1,2% interanual); trabajando menos gente que un año antes (532.000 ocupados menos en media anual, según la EPA), los que siguen trabajando ganaron notablemente menos que el año anterior y las Administraciones Públicas acabaron mucho más endeudadas que un año antes. Si, además, como acaba de confirmar el INE, la suave recuperación del último trimestre de 2013 ha resultado ser más ligera de lo anunciado, lanzando dudas  sobre la fortaleza de su continuidad, no encuentro razones objetivas para esa dosis de euforia que se nos quiso inyectar desde el Gobierno.

Algunas cosas van mejor que antes, aquí y en toda Europa. No solo es que la zona euro  experimentará este año un crecimiento mayor que el nuestro partiendo también de cifras negativas el año pasado, sino que, por ejemplo, los datos y las previsiones sobre Grecia publicados esta semana por la Comisión Europea son mejores que los de España, comparando 2014 sobre 2013,: el esfuerzo de crecimiento económico es muy superior, es mayor la reducción del paro (para una tasa muy similar); e inflación y déficit público están más controlados que en nuestro país. En los términos analizados por el Presidente del Gobierno en el debate, a Grecia le está yendo mucho mejor que a nosotros, ha girado antes y mejor el Cabo de Hornos.

Y aquí está el siguiente problema: ¿es que nadie le ha dicho al Presidente del Gobierno que desde la construcción del canal de Panamá, hace justo un siglo, ya casi nadie pasa por el Cabo de Hornos y, tras la ampliación, nadie? Dicho de otra manera, ¿cuántos de los sacrificios impuestos al pueblo español durante estos años, han sido fruto de haberse empeñado en seguir una ruta equivocada? Somos muchos los que hemos estado diciendo, desde mayo de 2010, que la obsesión por la austeridad solo servía para agudizar una crisis de endeudamiento. Que pretender incrementar el ahorro, público o privado, a base solo de recortar los gastos, es un camino de recorrido muy corto y contraproducente ya que deprime la actividad  y, con ella, la renta de los agentes económicos (si nadie gasta, nadie ingresa). Que, como dijo Keynes hace décadas, varios Premios Nobeles desde entonces o el mismo Fondo Monetario Internacional ahora, había que reforzar la demanda agregada con medidas selectivas de gasto, no con recortes generales, para conseguir incrementar la renta disponible y, con ellas, el ahorro. Que, como se está viendo, la economía crece cuando crece el gasto, es decir, el consumo de las familias y las ayudas públicas (plan PIVE, Plan de pago a proveedores o, en general, la deuda pública), ya que una apuesta exclusiva en rebajar costes laborales para fomentar las exportaciones tiene límites, como estamos sufriendo, además de carecer de la fuerza suficiente como para mover todo lo necesario al PIB.

La otra cara del debate sobre la ruta se refiere al modelo aplicado de reducción de costes laborales o devaluación interna, centrado en despedir trabajadores y rebajar los salarios, es decir, en golpear el consumo privado disminuyendo la renta disponible de las familias, a lo que se ha unido la subida impositiva y los diversos copagos introducidos. La prometida rebaja del IRPF y la nueva “tarifa plana” de cotización social se convierten, desde este punto de vista, en la principal crítica a lo hecho por este Gobierno, pero efectuada desde el mismo Gobierno. Cuando las condiciones del déficit del Estado y de la Seguridad Social están lejos de haber mejorado lo suficiente, ambas medidas solo pueden interpretarse como rectificaciones. Bien es cierto que con más ruido que nueces, ya que la primera rebajará solo la factura fiscal de los afectados entre 40 y 200 euros al año, mientras que la segunda, por las condiciones impuestas, corre el riesgo de quedar tan inédita como el Fondo Social de la Vivienda (¿se acuerdan?) publicitado a bombo y platillo hace un año. Sin embargo, es la primera vez que el Gobierno reconoce una vinculación directa entre rebajar cotizaciones sociales y creación de empleo. Entonces, la pregunta obvia es, ¿Por qué no se ha hecho antes, rebajando cotizaciones en lugar de salarios y empleo? (repito, las cuentas de la Seguridad Social no están mejor ahora, que hace dos años) y, puestos a hacerlo, ¿Por qué no se hace bien, es decir, de manera generalizada, para evitar el conocido efecto sustitución?

Algunas cosas están cambiando en nuestro momento económico. Muchas, vinculadas a decisiones impuestas desde fuera de nuestra frontera (rescate financiero) o por organismos comunitarios, como la inyección de liquidez del Banco Central en defensa del euro pero, también para sostener las deudas públicas de todos los países periféricos (prima de riesgo). Es cierto que variables que antes iban hacia abajo, ahora empiezan a ir hacia arriba. Pero es todo tan precario todavía, tan insuficiente, estamos tan lejos de recuperar la riqueza y el empleo perdidos, que cualquier triunfalismo está fuera de lugar. Sobre todo si, como parece, necesitaremos un nuevo cambio de rumbo en la política económica para consolidar esta recuperación frágil y desigual que tenemos.

Los ciudadanos y las empresas españolas están experimentando una profunda e irreversible transformación, como consecuencia de la crisis, en la manera de afrontar su realidad y de gestionar sus expectativas. Es una lástima constatar que la mayoría de nuestra clase política sigue anclada en sus viejos tics. ¿Para cuándo esta reforma estructural pendiente?

Dejar un Comentario

Los comentarios en esta página están moderados, no aparecerán inmediatamente en la página al ser enviados. Evita, por favor, las descalificaciones personales, los comentarios maleducados, los ataques directos o ridiculizaciones personales, o los calificativos insultantes de cualquier tipo, sean dirigidos al autor de la página o a cualquier otro comentarista. Estás en tu perfecto derecho de comentar anónimamente, pero por favor, no utilices el anonimato para decirles a las personas cosas que no les dirías en caso de tenerlas delante. Intenta mantener un ambiente agradable en el que las personas puedan comentar sin temor a sentirse insultados o descalificados. No comentes de manera repetitiva sobre un mismo tema, y mucho menos con varias identidades (astroturfing) o suplantando a otros comentaristas. Los comentarios que incumplan esas normas básicas serán eliminados.

XHTML: Puedes usar las siguientes etiquetas: A ABBR ACRONYM B BLOCKQUOTE CITE CODE DEL EM I Q STRIKE STRONG IMG

Logotipo de Blogestudio