Me gustaría conocer la opinión de los candidatos a la Presidencia del Gobierno sobre cómo reducir nuestro déficit público en 2012, hasta alcanzar el 4,4% del PIB previsto en el Programa de Estabilidad del Reino de España aprobado en Bruselas. Las cuentas son fáciles de hacer: de conseguirse este año el objetivo previsto para el déficit conjunto de las administraciones públicas, mantener la senda anunciada significará una reducción adicional de unos 16.000 millones de euros en los presupuestos agregados del próximo año.
Sin embargo, todos los analistas consideran que este ejercicio se cerrará con un déficit superior al comprometido en, al menos, cinco décimas, aunque hay quien eleva esta desviación hasta más de un punto porcentual como consecuencia de tres fenómenos concatenados: el estancamiento sufrido por la economía en el segundo semestre del año; el importante déficit embalsado en las CC.AA que ha aflorado tras las elecciones autonómicas y el reducido margen del Gobierno Central para absorber estas desviaciones con ajustes adicionales en sus propias cuentas, debido al propio proceso electoral general y al empeoramiento del superávit fijado para la Seguridad Social ante el descenso de cotizantes.
Por tanto, conseguir el objetivo de déficit público para 2012 puede exigir esfuerzos superiores a los previstos que elevarían el recorte necesario hasta una cifra situada entre los 20.000 y los 30.000 millones de euros en función de cómo acabe definitivamente este año, en un contexto en el que, además, la desaceleración clara de la economía aleja el margen de obtener mejoras sustanciales por el lado de unos ingresos públicos que ya han manifestado este año una ralentización asociada al bache que sufrimos.
En esta situación, el Gobierno que salga de las elecciones del 20N y que tomará posesión antes de Navidades, sea del signo que sea, se encontrará de manera inmediata ante el siguiente dilema: cumplir con el objetivo anunciado o renunciar a ello, aplazando el calendario de consecución del mítico 3% del PIB más allá del 2013, echándole, o no, la culpa al gobierno saliente.
La primera opción, que conlleva una sustancial reducción del déficit conjunto de las administraciones públicas en un año de estancamiento económico, exigirá importantes recortes en el gasto, a sumar a los ya realizados, sin descartar subidas impositivas significativas. A título de ejemplo comparativo, los ajustes draconianos que están llevando a cabo este año las CC.AA representan una reducción de 10.000 millones de euros, la misma que tendrán que repetir, de nuevo, el año próximo, sumado a una cifra similar por parte de la Administración Central.
Aparte de los problemas de articulación entre todas las Administraciones, priorización de las partidas donde centrar los recortes y puesta en marcha inmediata de las medidas por parte del nuevo Gobierno, tal vez mediante un Decreto Ley de Medidas Urgentes aprobado el mismo mes de enero, ese proceder, significaría un drenaje de recursos a la ya lánguida actividad económica de tal magnitud, que podría convertir el actual frenazo, en recesión. Cumpliríamos así con el déficit a costa del crecimiento, al menos a corto plazo, haciendo imposible ese deseo expresado, entre otros, por el Círculo de Economía de Barcelona de “hacer compatible las políticas a favor del crecimiento y el empleo, con las medidas para recuperar los equilibrios fiscales”. A medio plazo, sin duda, se debe poder efectuar una reforma que racionalice la estructura de nuestras administraciones, otra que mejore la eficiencia del gasto público, persiguiendo ahorros sin recortes de derechos e, incluso, una reforma fiscal que reduzca el fraude y mejore la equidad. Pero sus efectos difícilmente se dejarán notar en el mismo 2012.
La opción de renunciar a cumplir el objetivo de déficit establecido, acompañado o no de pirotecnia respecto al Gobierno saliente, entrañaría otro tipo de sacrificios no menores para el país. Sobre todo, cuando las agencias de rating rebajan ya nuestras calificaciones de riesgo e, incluso, se ha puesto en cuestión, desde la propia Comisión Europea, la solvencia de deudas soberanas como la española, reconvertidas en presuntos activos tóxicos a provisionar por los bancos mediante una nueva recapitalización. Con independencia de como acabe este asunto, debatido este mismo fin de semana por el Consejo Europeo, la sensibilidad actual de los mercados ante el tema, tras las quitas de Grecia, desaconsejarían ahora esta solución que podría costarnos muy cara, en términos de prima de riesgo, es decir, de coste de la deuda que computa como gasto público en forma de pago por intereses.
Si los Presupuestos Generales son las matemáticas de la política, el rompeolas donde se estrellan la oleada de promesas electorales que suele salpicar las campañas partidistas, esta vez, conocemos de antemano la magnitud de las rocas, así como los límites tangibles que impondrán al Gobierno que salga de las elecciones, repito, sea del signo que sea.
Tanto PP como PSOE, han dicho que reducir las necesidades de financiación del sector público, en este contexto de tormentas monetarias, resulta vital para España. Algo tan importante como para introducir una polémica reforma de la Constitución. Por ello, sorprende que no hayan hecho intentos serios por pactar la primera prueba real del espíritu que informa la enmienda constitucional: un Decreto Ley de Prórroga de los Presupuestos que facilitara cumplir el objetivo de déficit en un año crucial.
Austeridad y crecimiento son los pilares que asientan, hoy, la confianza y credibilidad nacional ante los mercados internacionales. No le arriendo las ganancias al próximo Ministro de Economía y Hacienda, porque tendrá que actuar con mano dura, a la vez, sobre el Presupuesto, para reducir el déficit y sobre un conjunto de reformas estructurales que dinamicen nuestras estructuras económicas, vigorizando el crecimiento. Y, todo ello, en el escaso margen de tiempo existente entre su toma de posesión y la primera subasta de bonos del Tesoro. Por eso, ante la magnitud de la tarea y la cantidad de agentes institucionales involucrados, resulta razonable solicitar un gran Pacto de Estado en forma de amplio acuerdo parlamentario sobre el conjunto de medidas que, inevitablemente, tendremos que adoptar. Porque, juntos, sí podremos.
24.10.2011 a las 14:51 Enlace Permanente
Planteas muy bien la disyuntiva, pero no resuelves, porque es muy difícil probablemente, un circulo vicioso que tu mismo planteabas hace 2 semana, y que es válido para algún otro país europeo La cuestion es:¿podemos instalar un ajuste serio en el medio plazo, 3-4 a., hasta 2015-16, por ej.,para no cargarnos mas aún un crecimiento, ya negativo aunque no se esté reconociendo así, o no ves otra solución que seguir los pasos de Grecia, incendiando el país y, de paso, acentuando la recesión del área UEM?
25.10.2011 a las 00:06 Enlace Permanente
Ya que los políticos no teneis interés ni capacidad de eliminar los paraisos fiscales donde escapan billones de los que no se recaudan nada, ni tampoco la harmonización de la política fiscal europea, porqué no hacer de España un paraiso fiscal masivo?
Por ejemplo de Andalucía, que no tiene nada con que competir ni a nivel nacional ni internacional. Ah! Claro, allí es que no saben. Catalunya sería el idoneo, ya tienen lo necesario, corrupción y falta de transparencia, junto con experiencia en lavado de dinero, leyes o prácticas administrativas que no permiten el intercambio de información para propósitos fiscales con otros países.
Así se atraerían fortunas tanto nacionales, que ahora escapan fuera, como internacionales. El problema está en el separatismo. Pero que sería de una España separada? Seriamos mas ricos por separado como otras naciones europeas, nórdicos, Holanda, Luxemburgo, Mónaco?
Ya que somos tan buenos en el mercado negro, la corrupción, falta de transparencia, interessismo y demás, porqué no desarrollar lo que se nos da bien y conocemos al dedillo. Ahí los políticos estariais como pez en el agua.
25.10.2011 a las 07:21 Enlace Permanente
Ojalá que haya un cambio de gobierno el próximo 2O N con mayoría absoluta
como primera medida. Segundo: Ni el Sr. Rubalcaba, ni la Sra. Chacón esté al frente del PSOE. Y, tercero: la firmeza, el sentido común, la inteligencia y la justicia de las que ha carecido el gobierno de Zapatero, el PSOE, sindicatos, patronal y banca, nos iluminen a todos para emprender lo que usted llama «Compromiso histórico español».
26.10.2011 a las 21:10 Enlace Permanente
En la crisis económica europea influyen drásticamente el superávit comercial gigantesco de China, la expansión de crédito sin control, los macroefectos de la globalización en el sur de Europa así como los gobiernos debiles con políticas de populismo irresponsable. El superávit de China amenaza llegar hasta los $ 400 millones. Esto genera fuera de China un pasivo, ya sea por la deuda de los gobiernos, los negocios o particulares, mas bien todos ellos. Los eslabones más débiles caen al aumentar la deuda. El mundo va de una crisis a otra hasta que el superávit de China se haya reducido como resultado del crecimiento del consumo interno. El desarrollo de la banca con todas sus innovaciones ha creado un monstruo inestable, que produce en las economías, burbujas, sobrecalentamiento y hundimientos en recesiones. Y parece que las soluciones son solo tapar los síntomas en vez de ir a la raiz de los problemas todos los paises conjuntamente.
28.10.2011 a las 23:19 Enlace Permanente
Las últimas medidas adoptadas en Bruselas son catastróficas y empeoran aún más nuestra situación.Va a haber menos crédito para las empresas y la financiación nos va a salir más cara. Es dificil entender como nuestro gobierno no se ha opuesto abiertamente . La única explicación es que está en retirada, que sabe que va a perder las elecciones y no le importa nada ponérselo aún más difícil a sus adversarios políticos, aunque sea a costa de hundirnos aún más en la miseria. Solo que hay que ver la demagogia y el cinismo con el que están tratando los ajustes de las Comunidades Autónomas para darse cuenta de quienes nos han estado gobernando. Muchos de los que se ponen las camisetas verdes y boicotean las clases llevan a sus hijos a colegios de lujo con toda la caradura del mundo. Por ganar votos son capaces de caricaturizar a sus propios hijos en videos electorales. Es triste para quienes tenemos alma socialdem0crata desear que el PP gane por mayoría absoluta, pero si vdes. ganan las elecciones acaban de hundir el pais y si el nuevo gobierno es débil esto no tiene arreglo.
30.10.2011 a las 19:53 Enlace Permanente
Interesante título al que yo añadiría «menos» recorte y «más» confección. Es importante que los economistas defendamos medidas que propician el desarrollo y no que lo reducen. Si hay más «confección», es decir más industria y menos déficit exterior, inmediatamente habrá menos paro y menos déficit público. Está claro que para conseguir una convergencia real, en tasa de empleo y en calidad de vida, con los países más avanzados necesitamos producir más, tener menos déficit exterior y crear más empleo.
02.11.2011 a las 15:50 Enlace Permanente
Ante tanta receta interesada y tantas teorías económicas que he leído últimamente en los periódicos para salir de esta condenada crisis que han creado algunos para hacernos a todos la puñeta, me quedo con lo que ha escrito Robert Reich, ex secretario de Trabajo de EE UU. Entre otras cosas, dice: «Grecia no es el problema real. Tampoco lo son Irlanda, Italia, Portugal o España. El problema real es el sistema financiero centrado en Wall Street. Y aún no lo hemos resuelto.» Más claro, agua.