Una vez designado, simplemente Alfredo, como nuevo rey del equipo colorado pendiente de coronación tras las primarias, el equipo azul, dirigido por el antiguo monarca Rajoy, ha movido pieza esta semana haciendo un jaque a la dama colorada en forma de anuncio de auditorias a realizar en las Comunidades Autónomas recientemente conquistadas por los suyos tras las últimas elecciones.
Todo el mundo asume que el resultado de estas auditorias será tan “de infarto” como las anunciadas por Alfonso Guerra en 1982. Ello complicaría el cumplimiento de los compromisos de reducción del déficit público asumido por España ante la Unión Europea, con el consiguiente riesgo de reacción negativa por parte de los mercados financieros, que es lo que ha puesto nerviosa a la dama colorada.
La jugada de los azules se produce después de que el Gobierno colorado hiciera públicos los datos sobre evolución del déficit público de las Comunidades en el primer trimestre de este año, dentro del nuevo compromiso de transparencia asumido hace pocos meses. La lectura de los datos conocidos es inequívoca: en conjunto, las Comunidades Autónomas han gastado antes de las elecciones mucho mas de lo que seria compatible con un cumplimiento adecuado de sus compromisos de reducción del déficit a la largo de este año. En concreto, pendiente de ajustes, en el primer trimestre de 2011 el déficit ha alcanzado un tercio de lo previsto para todo el año. Dicho de otra manera, de no hacer nada, o de continuar así, este año se excederá el objetivo de déficit asignado a las Comunidades, máxime si los resultados de las auditorias son los temidos. More…Además, las desviaciones respecto al objetivo se han producido con independencia del color político del partido gobernante, en ese momento, en cada Comunidad; es decir, tanto Gobiernos autonómicos azules, como colorados, han sobrepasado el déficit asignado en el primer trimestre, así como también ha habido Gobiernos de unos y otros colores, que han cumplido.
A partir de ahí, quisiera elaborar algunas reflexiones. La primera, recordar que, esta vez, no han sido los excesos de déficit publico quienes han causado la crisis y los (casi) cinco millones de parados sino mas bien lo contrario, ha sido la recesión económica la que ha provocado un incremento importante del déficit publico. Con los datos del primer trimestre, los ingresos de las Comunidades están cayendo a un ritmo anual del 2,2%, cuando la naturaleza de sus gastos es bastante rígida a la baja, salvo recortes sociales como los abordados por el Govern de la Generalitat catalana.
La segunda, que los gastos han crecido mas de un 5%, lo que apunta a que la mayoría de los gobiernos autonómicos han actuado de cara a las elecciones como si las decisiones de voto estuvieran directamente condicionadas por la regadera de dineros públicos en forma de inversiones (crecimiento del 11%) y de gastos corrientes con un crecimiento del 22,7% en el primer trimestre incluyendo, tal vez, desplazamientos del año pasado. Si tenemos en cuenta que en tres de las cuatro Comunidades donde mas ha subido el déficit se va a producir un cambio de partido en el gobierno, no parece que haya resultado efectiva la medida del exceso de gasto como fijadora de votos.
La tercera, que las Comunidades son parte del Estado y no mini estados. Esto quiere decir dos cosas: que les afectan los compromisos exteriores asumidos por el gobierno de España para el conjunto del estado y, segundo, que no pueden pretender quedar al margen de eventuales “castigos” o sanciones que la UE o los mercados apliquen sobre nuestro país ante eventuales incumplimientos de compromisos internacionales. De hecho, las cifras conocidas muestran como la partida de gasto autonómico que mas ha crecido, a un ritmo del 76%, ha sido precisamente los intereses por el pago de la deuda evidenciando con ello que el nivel de confianza o desconfianza en nuestro país es global y les afecta directamente, por lo que deberían estar interesados, como el que mas, en cumplir los compromisos para reducir riesgos y los pagos financieros por prestamos para financiar el déficit.
La cuarta reflexión es, el triste papel que se les tiende a asignar a nuestras instituciones, en este caso las Comunidades Autónomas al someterlas, con demasiada frecuencia, a las estrategias electorales nacionales de los partidos políticos, sean azules o colorados, sin entender que con esas actitudes se refuerza el desapego de los ciudadanos respecto al valor de la política y a la capacidad de las instituciones para resolver sus problemas. Esto se ilustra por la lectura contradictoria dada al movimiento de jaque efectuado: para unos, está destinado a poner en dificultades al Gobierno central porque no lo ha practicado donde ya gobernaba mientras que, para otros, adelanta por fin a través de las Comunidades, una especie de plan azul de gobierno, alternativo al del actual gobierno colorado.
El jaque ha evidenciado la limitada capacidad de movimiento de que dispone la dama en la fase actual de la partida, ya que su margen de reacción ante eventuales incumplimientos flagrantes es, casi, inexistente, más allá de la denuncia pública y la persuasión moral en defensa del interés colectivo. Incluso se anticipa que si alguna Comunidad fuera recalcitrante en su incumplimiento del objetivo del déficit, por las razones que fueran (no querer trasladar a sus ciudadanos-votantes los costes del ajuste en los meses previos a las elecciones generales o protestar por la falta de transferencias desde el Gobierno central procedentes del Fondo de Competitividad), tendría que ser el Gobierno colorado quien asumiera un ajuste adicional para compensar dicha desviación para que España, en su conjunto, pudiera seguir cumpliendo la senda establecida de reducción del déficit público.
Todos los Gobiernos autonómicos necesitan establecer un Plan de reestructuración y ajuste del gasto público, sobre todo si se quiere hacer frente al déficit sanitario embalsado. Pero debe ir más allá de recortar altos cargos y de reducir coches oficiales, porque esto no debería ser una partida de ajedrez, sino un juego de suma positiva.
