Y saldremos de la crisis, cuando… (Publicado en Mercados de El Mundo)

Escrito a las 10:44 am

Vamos a repetir con la salida de la crisis, el mismo debate que tuvimos a la entrada, pero al revés. El Gobierno, ahora, interpretando el primer dato positivo, aunque sea medido en tasa intertrimestral anualizada dividida por dos y multiplicada por tres, como el inicio triunfal de la recuperación y la oposición, aunque el PIB empiece a crecer, echándole en cara las cifras del paro como prueba de nuestro retraso en la salida.
 El ministro de Trabajo ha dicho que de esta crisis habremos salido, no cuando los bancos que nos metieron en ella vuelvan a ganar dinero, sino cuando los trabajadores en paro hayan recuperado su empleo. Bien. Es un criterio, que también ha mantenido el Presidente del Gobierno en su intervención ante la asamblea sindical del metal y que por ser sensata, en términos políticos, espero que mantengan en los próximos trimestres y que la hagan extensiva, también, a la Vicepresidenta Económica cuyo gozo ante los datos de Contabilidad Nacional del último trimestre ha sido, en mi opinión, excesivo, si tenemos en cuenta que seguimos en recesión mientras otros países ya están saliendo y que en relación al año pasado “solo” caemos un 4% adicional.
 Una de las tareas importantes de los Gobiernos, sobre todo en momentos de crisis, es generar confianza (no optimismo), en base a la certidumbre de sus actuaciones y declaraciones. Cambiar de posición según sopla el viento, contribuye a generar perplejidad, desconfianza y a perjudicar el desempeño económico. Por eso conviene aclarar desde ya cuando consideraremos superada esta crisis para evitar, como digo, el debate absurdo con que la iniciamos.
 En términos técnicos, la recuperación empieza al tener dos trimestres consecutivos de crecimiento, respecto a los trimestres anteriores, por encima de cero. Puede haber, por tanto, crecimientos positivos de un trimestre respecto al anterior aunque, como pasa ahora, sigan siendo negativos en relación con el mismo trimestre del año anterior. Como la comparación es con períodos que tuvieron ya un resultado muy negativo, podemos encontrarnos ante una recuperación estadística. Es decir, comparado con lo peor, lo malo sale positivo, pero sigue siendo malo.
 También podemos tener tasas de crecimiento entre cero y uno por ejemplo, por lo se podrá decir que hemos salido de la crisis, pero que sean insuficientes para absorber el desempleo acumulado. Con el criterio expresado por el ministro, no podremos considerar que estaremos saliendo hasta que veamos tasas de crecimiento creadoras de empleo neto, es decir, en ausencia de reformas estructurales, tasas superiores al 2,5% anual. En el pasado, absorber tasas elevadas de paro como la actual, nos ha llevado una década.
 Quiero recordar que en las previsiones gubernamentales que acompañan a los Presupuestos, se prevé un 2010 todavía en recesión (crecimiento anual negativo), aunque, a lo mejor, con tasas ya positivas de crecimiento en el último semestre. Y aportando la experiencia personal de estas semanas hablando con muchos empresarios de muchos sectores y Comunidades, detecto un pulso empresarial débil. Aquellos que han conseguido llegar hasta aquí con muchas dificultades, han agotado todos sus márgenes de maniobra y de resistencia. Y si nos enfrentamos a un año adicional de sequía crediticia y de contención de la demanda, aunque se recuperen algo las exportaciones, muchas empresas tendrán serias dificultades para acabar el año próximo sin ajustes de plantilla, aunque sean con el nuevo modelo alemán que tanto recuerda a algunas modalidades españolas de ERES que no han tenido ningún éxito entre nosotros.
 Eso es lo que me hace pensar, precios del petróleo y tipos de interés al margen,  que no podemos descartar una recaída y, me hace defender, por tanto, que debemos acelerar la reconversión bancaria para volver a centrar al sector en su función crediticia  y, por el contrario, no tener prisas en retirar las ayudas públicas a la economía acompañándolas de las reformas estructurales que todo el mundo coincide en que son necesarias y que cada vez cuesta más entender por qué se están dilatando tanto en el tiempo.
 En todo caso, y con las luces largas que da nombre a esta sección, es oportuno reflexionar, también, sobre la economía con que nos encontraremos, cuando salgamos de la crisis. Que no volveremos al punto de partida, como si despertáramos de un mal sueño, parece razonable y conveniente. Pero, ¿Dónde estaremos? ¿Quién creará el empleo necesario para ocupar a los parados, más las nuevas incorporaciones que se produzcan al mercado laboral? ¿Qué tipo de empleos serán necesarios y con que formación? ¿Los tendremos? ¿Cómo lo conseguiremos?
 Espero que la apuesta del Gobierno por un cambio de modelo de crecimiento, impulsando aquellos vectores transversales de competitividad que permitan generalizar los principios de una economía sostenible, vaya tan en serio, como sus declaraciones al respecto y que no se obsesione tanto con sectores, sino con técnicas productivas. Lo veremos cuando aprueben la anunciada Ley de Economía Sostenible. Pero esa norma deberá ir acompañada de otros instrumentos,  porque no es lo mismo intentar cambiar el patrón de crecimiento, cuando se está creciendo, que intentar modificarlo con casi cuatro millones de parados.
 En esta circunstancia, sin talismanes mágicos, es más necesaria que nunca la complicidad social y empresarial, de las otras administraciones implicadas, financiación adicional efectiva (no solo sobre el papel) y  reformas en el mercado laboral, así como en los servicios públicos de empleo.
 Entramos en la crisis siendo la octava potencia económica del mundo. Nos hemos empobrecido durante la misma. ¿En que lugar estaremos cuando salgamos? ¿Con qué nivel de cohesión social? ¿Cómo se está repartiendo la pérdida de riqueza? Esas son las preguntas fundamentales. El cómo salimos, al mismo nivel que el cuándo.
  El futuro será lo que queramos que sea, pero dentro de los márgenes abiertos por las decisiones, o su ausencia, que hayamos ido tomando. Para que no choquemos, de repente, con una salida de la crisis que no nos guste, tenemos que adoptar medidas que deberían haber sido tomadas ya. Pero como dice la sabiduría popular, nunca es tarde….

2 comentarios

001
enric doménech
24.11.2009 a las 13:53 Enlace Permanente

La DGT aconseja el llevar las luces cortas, tanto cuando se conduce durante el día, como cuando lo hacemos de noche y nos crucemos con otros vehículos. Y que únicamente utilicemos las ‘largas’ cuando esté completamente despejado el camino.
Las luces llamadas ‘de cruce’ solo se utilizan para señalizar un obstáculo, o vehículo parado.
Venga estos ejemplos para ayudar a visualizar la actual situación económica de España y respecto del resto de países.
En Alemania, ya hace tiempo que es obligatorio el tomar la medida de llevar las luces cortas encendidas durante el día. Sus carreteras son mejores, tienen más kilómetros de autopistas, sus coches en general son mejores, y sus conductores están acostumbrados a conducir bajo condiciones atmosféricas adversas.
En España, todavía no es obligatorio tomar medidas del tipo antes citado, aunque sea aconsejable hacerlo; las carreteras adolecen de muchas condiciones para considerarlas óptimas (baches, cambios de rasante, mala señalización, etc…), y además de disponer de pocos kilómetros de autopistas, se nos reduce cada vez más la velocidad obligatoria en nuestras carreteras, por la incapacidad no reconocida, de mejorar las vías.
En Alemania ya se está levantando la niebla que cubría la recuperación del ritmo de viaje en las empresas (vehículos vs. Vía vs. Condiciones ambientales). Y además están acelerando por mejores carreteras, de forma más rápida y segura.
En España, todavía estamos con el Plan Renove, con vehículos de gama más baja, y en fase de cambiar el parque automovilístico. Pero con el acicate de carreteras en peor estado que antes de cubrir la niebla de la crisis global, y de los cortes de carreteras y derrumbes y desprendimientos debido a las lluvias torrenciales inmobiliarias.
Por cierto, en Brasil y China, el sol luce con intensidad, y de una u otra forma, aunque sea en autobuses colectivos, llevan a los trabajadores a las empresas para acondicionar su parque de carreteras y la fabricación de nuevos vehículos para su mercado. (las multinacionales del sector mientras, preparan sus bártulos para implantarse donde están sus futuros clientes, y dejan un reguero de parados en sus antiguas ubicaciones –deslocalización-).

Visto lo visto. Aviso a navegantes. O cambiamos, nos harán cambiar. Por las malas, o por las peores.
Seny, senyors meus, seny.

Un fuerte abrazo y ¡coneixement!.

enric doménech

002
Surco
24.11.2009 a las 23:43 Enlace Permanente

Tocas varios temas clave. el primero es político. Un gobierno socialista, por mucho que esté en el poder, no puede parapetarse en las cifras macro ( terreno tradicionalmente aledaño a liberales FMI, BM y demás), sin fijarse en como le va al ciudadano. Por el contrario, el PP hace de este último punto su plato fuerte. Irónico. ¿El mundo al revés?.

Podremos dar por concluida la crisis cuando esas cifras de crecimiento generen empleo. Como ud dice, eso puede producirse en torno a ese 2,5%.

En cuanto a lo de la empresa productiva española. Como me ha tocado vivirla, le diré que en general está en una situación de debilidad sangrante. La clave a corto plazo es la banca ( créditos), peo a medio y largo está ese anclaje en los océnos rojos que ud indica. Es aquí donde no lo veo claro.

Veo a un Zapatero empecinado en la sostenibilidad económica en términos ecológicos, que me parece muy bien, pero que es un grano de arena en relación al problema real. El cuerpo del reto está en transformar la empresa tradicional española a nivel mental. No es tanto postar por nuevos sectores ( que tb), como apostar por la búsqueda de valor añadido en sectores tradicionales. Eso, debe mejorar la exportación ( tb habrá que ayudar a ella) y el posicionamiento global del país, y por tano de sus productos y servicios. Para eso necesitamos un cambio de mentalidad enorme, la apuesta por el capital humano ( vital y clave), cambios en los modelos tradicionales de gestión, cambios en el modelo de gestión del Estado para acoplarse a todo el proceso, apuesta por el I+D desde el punto de vista empresarial ( esto es, apuesta por que la empresa se implique en es I+D, pero no en temas energéticos, en todos.) y un largo etc…

¿Soy al único al que le parece que no se está dimensionando bien el asunto?. Lo digo porque de no hacerse y de no entenderse como algo muy global, con derivaciones concretas en políticas concretas, es como si se intentara hacer un túnel con una cuchara

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