Hay veces, que nos perdemos en las palabras. La reforma del mercado laboral es uno de esos conceptos que levantan pasiones encontradas – lo hemos podido comprobar, una vez más, esta semana – sin que los ciudadanos se acaben de enterar de donde están las discrepancias reales entre unos y otros, más allá de los eslóganes falsificadores: abaratar el despido versus no recortar derechos laborales. Bien. De acuerdo. Pero, ¿qué hacemos con el paro diferencial?
Un breve repaso de los datos nos permite observar que, por encima de coyunturas económicas, nuestra menor riqueza relativa depende, en gran parte, de que trabaja menos gente en España. Comparado con la media de la Unión Europea, necesitamos que haya más población activa; personas que estando en edad legal de trabajar, quieran hacerlo, buscando trabajo en el mercado laboral. Sobre todo, esas mujeres que, estando dispuestas a trabajar fuera de casa, ni siquiera se lo plantean dadas las restricciones existentes.
Aunque hemos avanzado mucho en los últimos años, seguimos teniendo en nuestro país un conjunto de normas laborales que hacen casi imposible, a las mujeres en edad de tener hijos pequeños, conciliar la vida familiar y laboral. Además, en aquellos casos en que consiguen trabajar fuera de casa después de ser madres, suelen hacerlo en niveles profesionales por debajo de sus capacitaciones, porque son los únicos compatibles con su nuevo esquema de vida. De ahí que las estadísticas señalen menos salarios y puestos de menor responsabilidad para las mujeres, no a causa de una peor cualificación, sino de las dificultades para compaginar una adecuada carrera profesional con las tareas de madre, cosa que no ocurre con los padres varones.
Si queremos incrementar el número de mujeres que se incorporan de manera estable al mercado laboral, necesitamos fomentar los contratos indefinidos a tiempo parcial, muy poco utilizados en nuestro país en comparación con la media europea. Pero si además queremos que se incorporen aprovechando al máximo sus capacidades, tendremos que aplicar medidas contundentes en favor de la conciliación, como ya hacen en sus convenios las empresas líderes y ganadoras.
Después de conseguir que haya más gente que quiera trabajar, la segunda tarea es encontrarles un empleo que permita reducir nuestra elevada tasa de paro que más que duplica a la media europea. Hay un mayor porcentaje de personas trabajando en Europa que en España, incluso sin crisis. Las distancias con la media son relevantes y enormes si nos comparamos con los tres mejores países, especialmente, de nuevo en mujeres con tramos de edad comprendidos entre los 25 y 54 años.
Dado que en el último ciclo alcista de la economía nos hemos aproximado mucho a la tasa media de paro europea, resulta difícil situar nuestro problema específico de desempleo sólo en las condiciones de contratación y de despido establecidas en nuestra legislación laboral. Cuando hace falta, los empresarios contratan y cuando lo necesitan, despiden. La idea de que un despido más barato facilita la contratación, no es fácil de demostrar empíricamente. Si todo ello costara menos, se ahorrarían dinero, pero no creo que modificara sustancialmente las cantidades globales de empleo y paro. Para eso, mejor rebajar las cotizaciones sociales.
Ante la necesidad de contratar, cualquier empresario buscará la formula que le resulte más barata, pero la cantidad total de empleo dependerá de la demanda de bienes y servicios que tenga su empresa, matizada por las horas extraordinarias que estén dispuestos a hacer sus trabajadores. Por tanto, si queremos reducir el paro, tendremos que producir más bienes y servicios que exijan contratación adicional de mano de obra. No se trata solo de crecer más (políticas de demanda), sino de ensanchar la oferta productiva con más empresas en nuevos sectores de actividad (políticas de oferta) y crecer mejor (sostenibilidad). Todo lo relacionado con la dependencia, reducir el peso del carbono, las nuevas energías renovables o la investigación, van en esa dirección.
Conseguir que haya más gente dispuesta a trabajar (mujeres) y, además, que pueda hacerlo (paro), exige políticas económicas activas que no tienen por qué incluir reformas en el mercado laboral. No ocurre lo mismo, sin embargo, con otros elementos importantes como la temporalidad y los bajos sueldos.
España está a la cabeza de Europa en contratos temporales, muchos de ellos, sin causa suficiente, ni queridos por el trabajador, sobre todo los jóvenes. Si agregamos los parados con aquellos con empleos temporales no justificados, tenemos hoy en día, un 35% de personas que queriendo trabajar (activos) o no pueden, o lo hacen en condiciones contractuales no deseadas. Si a ello uniéramos las mujeres que no acceden al mercado laboral o tienen que hacerlo en puestos muy por debajo de su preparación, lo que podríamos llamar tasa de malestar laboral sería mayor. Y si añadimos que, en términos comparables de poder de compra, nuestros salarios medios en euros son la mitad que los europeos cuando nuestra renta per cápita supera la media, lo que propongo llamar Tasa Latente de Malestar Laboral (TLML) en España se situaría en niveles cercanos al 50% y subiendo.
La mitad de nuestra población activa se encuentra, pues, muy insatisfecha con su situación laboral. Corregir este grave descontento social, exige que, además de políticas macroeconómicas, se explore una profunda reforma en las instituciones normativas del mercado laboral (contratos + negociación colectiva), con el objetivo de reducir la dualidad y las desigualdades internas existentes, mejorando la calidad del empleo que se cree, en estabilidad, flexibilidad, retribución y conciliación.
El responsable de hacerlo es el Gobierno. La experiencia demuestra que es más eficaz hacerlo teniendo en cuenta los acuerdos entre los interlocutores sociales, pero esto resulta optativo, salvo que les entreguemos el derecho de veto sobre una parte importante de la política democrática. Porque no hacer nada es lo que más perjudica a los trabajadores en sus expectativas de mejora, eliminado razones para el optimismo, sobre todo, entre jóvenes y mujeres que expresaran su malestar mediante los votos. Y los interlocutores sociales no se presentan a las elecciones.
26.10.2009 a las 20:16 Enlace Permanente
No cabe la menor duda que, dado las cifras de desempleo que tenemos en españa, cualquier idea nueva para reducir estas cifras sean bienvenidas. Creo que las soluciones tienen que emanar primero de una ideología determinada y segundo en un consenso razonable tanto económico como social entre los interlecetores sociales más el gobierno. Contrato parcial indefinido + menos cotizaciones significa: Menos salarios y menos demanda, menos cotizaciones, menos pensiones, menos protección social y menos justicia social y mucho más benificios empresariales. Acabo de describir lo que quiere la patronal que contradice totalmente toda la ideología socialdemócrata y si añadimos todo lo que quieren los liberales: Menos impuestos y más privatizaciones, adiós estado, adiós regularización y provisión y bienvenida otra nueva crisis que al final la sufren los trabajadores y lo pagamos todos como lo que está pasando a hora mismo. Respeto todas las opiniones pero creo más en la coherencia y no en el oportunismo.
Un abrazo
27.10.2009 a las 14:59 Enlace Permanente
SR Sevilla:
Terminan de despedir a uno de mis queridos sobrinos.
No es raro, ya que está pasando todos los días a todo tipo de personas.
Lo que ocurre es que mi sobrino firmó no hace ni dos meses el contrato indefinido después de haber estado tres meses de prueba en esta multinacional y para más INRI una empresa en plena auge productivo, de las mayores empresas eólicas del mundo.
Pero lo que ocurre es que despiden y meten un familiar, de otro familiar, de otro familiar.
Esta empresa ganó 165 millones de euros en el tercer trimestre.
Pero en una nota de prensa hacen estas declaraciones: “ X” ha avisado esta mañana sobre la incertidumbre que generan en España las medidas del Gobierno.
«Los mercados consolidados representarán la mayor parte del negocio en 2010», señaló la compañía, que advirtió de que «en España el mercado, sin embargo, es testigo de la incertidumbre respecto a los planes de futuro, lo que ha provocado la parada de parte del mercado». En España, el Gobierno está tomando medidas poco coherentes con su apuesta por la energía eólica, como la subvención al sector del carbón.
No entiendo nada, pero tampoco entiendo que una multinacional se comporte con sus empleados como una simple tienducha.
¿No estaba apostando el gobierno por las energías renovables? O es que esta lo que quiere es la subvención del sector del carbón, la verdad estoy perdida.
Un saludo
27.10.2009 a las 22:38 Enlace Permanente
Buenas tardes/noches, Jordi, no es por llevar la contraria, pero algunos agentes sociales, sí se presentan a las elecciones. Miles de delegados sindicales, se juegan día a día sus puestos de trabajo por poder llevar políticas respetuosas con el trabajador y con sus condiciones de trabajo, intentar llevarlas adelante en pequeñas empresas, que no se pueden permitir ‘liberar’ a ningún delegado, sino que es a costa de su tiempo, de su familia, y de su sueño.
Aho9ndando en la división del trabajo, la estratificación social y laboral, y la segmentación del mercado de trabajo; comparto con tus razonamientos bastantes puntos.
Lo malo es que ya llevo oyéndolos desde que pillé mi primera gran crisis económica (años 90), y todavía estamos en las mismas. (y entonces además tenía pendiente de decidir por el Gobierno, dónde y cuando realizaría la ‘prestación social sustitutoria (otra cruz, -o el servicio militar obligatorio- que deo gracias, ya no tienen que sufrir los jóvenes de hoy en día).
Desde la negociación colectiva, se puede razonablemente, plantear por ejemplo: - jornadas de hasta 5 horas diarias, que nos pueden evitar interrupciones de descansos, y que recogen una mejor calidad, capacidad y rendimiento en el trabajo.
- Ampliar el tiempo de atención al cliente (hipers, supermercados, banca, por ejemplo), siguiendo la tendencia marcada por las grandes empresas de la distribución. (de 9 a 22 horas).
- Retribución por objetivos, y competencias.
- Bonus acumulables de formación, para que el trabajador pueda compensar periodos de inactividad, y/o desempleo, con estos ‘créditos’, mediante los que las AA.PP. abonen una beca-salario, durante el periodo acumulado durante su etapa activa. De esta forma alargamos desde un punto de vista positivo y activo la ‘prestación por desempleo’. Y aliviar las cargas familiares, ofreciendo una posibilidad de reciclarse y/o especializarse.
…
No se trata de subsidiar una clase social inactiva, sino de impulsar su vinculación con el mundo formativo-educativo, y la actividad profesional.
El ciudadano necesita ‘confianza’ en los mercados para invertir, el empresario necesita ‘confianza’ para reinvertir, y ampliar su cuota de mercado, pero el ciudadano, también necesita ‘confianza’ en que ante un imprevisto, o accidente social, no queda apeado en el arcén del mundo laboral, sin alternativa, sin mecánicos, sin grúas, sin teléfono móvil para avisar y buscar ayuda.
Tiene que saber que dispone de unos ‘tempos’, de unos ‘recursos’, de unas ‘reservas’, de una mínima expectativa de reengancharse al mundo activo del trabajo. Poder sacar la cabeza del agua, y coger aire.
Para bien o para mal, el ‘No empleo’ es hoy por hoy, una tragedia en muchos hogares. E incluyo en ellos, a los que perdieron su trabajo y a los que no tuvieron la ocasión de desempeñarlo.
Si tenemos la campana que nos avisa de los últimos 400 metros, sabremos 2 cosas sabidas: primera que ya llevamos algunos cientos o miles recorridos, pero sobretodo, (2º) sabemos exactamente cuantas fuerzas nos quedan, y cuanta distancia nos resta hasta llegar a nuestra meta.
Es de este modo, como la ‘desesperanza’, corroe menos el espíritu y la confianza de l@s trabajadores/as.
Un fuerte abrazo desde Xàbia
enric doménech