Es bueno que sepan que escribo este artículo antes de la reunión del G20+ZP en Washington para reformar el actual desorden económico internacional, mientras que ustedes lo leerán después. Ya conocerán, por tanto, si Pedro Solbes tenía razón cuando anunció que no se puede refundar el capitalismo en un solo día, tras un café con churros.
Nuestro presidente del Gobierno ha acudido a esa reunión pertrechado por las sugerencias que le han ido desgranando esta semana banqueros, sindicatos, empresarios, oposición y, esperemos, los propios servicios económicos del Gobierno. Con todas ellas, habrá forjado –con un poco de precipitación, es cierto– una posición española que, por ser nacional, estará alejada del combate ideológico, ya que las reuniones de jefes de Estado y de Gobierno no son confrontaciones izquierda-derecha, aunque este vector no deba excluirse a la hora de valorar propuestas y soluciones.
Los dos sindicatos mayoritarios, UGT y CC.OO, han optado por diluirse en una posición internacional de clase y se han suma-do a la Declaración de Washington que ha presentado la Confederación Sindical Global Unions. Por ello, no haremos una lectura interna del último párrafo del documento que señala: «Los trabajadores tienen que sentarse a la mesa en estas reuniones e instituciones. No confían mucho en que los banqueros y gobiernos, reunidos a puerta cerrada, lo hagan bien esta vez». El documento sindical hace un análisis bastante ortodoxo (ahora) de la situación, según el cuál la economía mundial se enfrenta a una recesión muy seria. El problema se desencadena por la preponderancia de mercados financieros sin control alguno donde el fraude y la codicia han sustituido al criterio racional en detrimento de la economía real y todo ello en un contexto de globalización asentado en una crisis de justicia distributiva que ha acabado por destruir a la economía mundial. A partir de ahí, efectúa propuestas en tres bloques: un plan de recuperación coordinado para la economía real que incluya descensos en los tipos de interés y el activismo presupuestario a favor de rentas medias y bajas; unas normas de gobernanza para el sistema financiero internacional que ataquen las medidas reglamentarias y fiscales que han permitido la asunción de riesgos excesivos; y combatir la crisis de la justicia distributiva mundial incorporando en todas las negociaciones nuevas o en marcha, una prevalencia de la normativa laboral establecida por la Organización Internacional del Trabajo.
También nuestro principal partido de la oposición ha aportado su contribución ante esta Cumbre del G20+ZP. Ignoro si han consultado a Rodrigo Rato, en su calidad de anterior Director Ejecutivo del FMI, pero el documento del PP peca de lo contrario que el sindical: es demasiado nacionalista y no sólo por poner como ejemplo mundial la regulación de provisiones anticíclicas efectuada por el Banco de España, ¡oh, casualidad!, cuando gobernaba el PP. El documento incorpora tal exceso de mirada interior que parecería que la bondad de la nueva arquitectura institucional mundial dependerá de que España consiga ser miembro de pleno derecho en todos los foros y centros de decisión internacional habidos o por haber. Si no se consigue esto, el éxito de ZP por la primera presencia de España en una reunión como ésta, quedará, a ojos de los populares, empequeñecido.
También mira excesivamente hacia casa, cuando insiste en que para corregir los problemas actuales de la economía mundial es básico que España reduzca su ingente déficit exterior. Y para esto, debemos aplicar la política económica que propone el PP, que es, según ellos, muy distinta de lo que está haciendo el Gobierno.
El resto del decálogo popular se mueve en la ortodoxia en cuanto a reformas en los indicadores de la política monetaria o medidas para incrementar la regulación y supervisión del sector financiero con dos protagonistas: el nuevo FMI para coordinar las políticas monetarias y un Banco Internacional de Pagos de Basilea (BIS) reforzado como coordinador internacional de reguladores financieros nacionales.
No he tenido acceso al resto de papeles o propuestas que se le hayan hecho llegar al presidente. Pero las dos conocidas y aquí comentadas tienen en común un punto muy importante. En ambas se pide el fin de los paraísos fiscales si queremos ir hacia un nuevo orden financieromundial más estable y más justo. La sindical, de manera explícita: «Es necesaria una acción firme para detener la pérdida de ingresos generada por los paraísos fiscales». La del PP, de forma hiperbólica: Hay que «evitar que los centros financieros que no cooperen pongan en peligro la estabilidad financiera internacional». Y ahí quería llegar, porque los paraísos fiscales son como agujeros negros que conectan los dos lados de la fuerza en la economía y en la sociedad. A través de ellos pasamos al lado oscuro, el no controlado, el que no funciona con las mismas reglas de juego, el que protege todo aquello que es delito en el otro lado. Es el lugar adonde va el dinero que delinque al esconderse del fisco de su país, junto al dinero que, además, procede de la economía canalla: droga, prostitución, mafias, tráfico ilegal de armas, terrorismo. Son la quintaesencia de la desregulación, la desestabilización y, por qué no decirlo, de la hipocresía de todos los que llevan años mirando hacia otro lado, aún sabiendo que su existencia es injusta. E inmoral.
Hay quien argumenta que, como explica Yoda en la La guerra de las Galaxias, el equilibrio de la fuerza obliga a que existan ambos lados y que los paraísos fiscales ayudan a mantener dicho equilibrio. Bueno. Pues a lo mejor ha llegado la hora de buscar un nuevo equilibrio más estable y más justo en el que no tengan cabida estos espacios oscuros. Y eso, no será tampoco de izquierdas, ni de derechas. Será, simplemente, decente. Quizá, la prueba del nueve de la seriedad con que los países del G20+ZP se toman la re-forma del sistema financiero internacional sea, precisamente, su voluntad de acabar con los paraísos fiscales. Quizá entonces, y partiendo de ello, sí comencemos a refundar el capitalismo.
17.11.2008 a las 19:12 Enlace Permanente
Ahondando en tu tratado de las galaxias, tal vez deberíamos preguntar a la administración Zaplanista, o al cantante que triunfó en Benidorm, cómo es ese otro lado, el oscuro, el de los paraísos fiscales.
Su discípulo en estos lares, el Muy Honorable, y a su Consejero ‘Jedi’ en Finanzas, deberían dar un master-magíster, en oscurantismo en el ejercicio de la acción política, o cómo marear la perdiz, y aburrir hasta el infinito, a la oposición y cuarto poder, poniendo y anteponiendo trabas, argucias, y trucos de ingeniería financiera para: ocultar información, negar el acceso a ésta, evadir impuestos, pasar el endeudamiento a la caja B, y toda una retahíla de trucos y malabarismos, que ni Tamarit, o Coperfield podrían jamás aspirar a lograr.
De la contabilidad y justificación de la visita papal, a Valencia, magia blanca, nada por aquí, nada por allá, …un poco de más déficit de TVV, unas pocas más facturas pagadas por allá,…
En el otro lado de la magia, está su colaborador, don Carlos y familia, que una y mil veces sorprende a propios y extraños con su ‘suerte’ navideña, su diligencia habilitadora fitosanitaria, o el enlaza y gana, a ver si eres capaz de desenredar la madeja de Ariadna de negocios varios, y cuentas y movimientos bancarios. Ni viviendo los años de Matusalén, y teniendo la paciencia de Job, podrá nunca juez, ni fiscal al uso, llegar a abarcar el universo mundo de sus tejemanejes castellonenses, y lo que queda por descubrir.
A cada movimiento, le ofrecen su simétrico. Ahora se embarcan en negocios ferroviarios, pero no se deciden por terminar la línea de Gandia a Denia. Hicimos un nudo logístico ferroviario en Ontinyent, pero no ponemos ni un euro en acondicionar la línea férrea de Alcoi.
Endeudan a las cajas valencianas y a l@s ciudadan@s valencian@s en proyectos míticos y de luz, pero después de facturadas las ventas y plusvalías circundantes, dejamos los despojos y huesos de las instalaciones, como los restos de las reses en el desierto.
Regalamos vales ‘promocionales’ a alguna línea aérea, a algún todavía proyecto aéreo, y a tal o cual club constructor y futbolístico, y todo es cubierto por la capa del patriotismo y valencianismo rancio y caduco, que sólo se sirve de los sentimientos para hacer un pañuelo con ellos, y regalarlos como no podría ser de otro modo e, día de los enamorados valencianos, como si se tratara de otro producto sub-prime.
No hace falta más prosa, ni más poesía, se necesitan …………., y ganas de trabajar para poner contra las cuerdas, o entre rejas a todos los confabuladores de la democracia. Los ciudadanos queremos poder descansar tranquilos cada noche al acostarnos, con la certeza que nuestros representantes son valedores y veladores de nuestro sueño.
Saludos desde Xàbia (Javea)
enric doménech
21.11.2008 a las 00:16 Enlace Permanente
El poder de la imaginación no se pierde en la oscuridad, la oscuridad abre abismos infinitos alrededor de tu cuerpo, que tienes que aprender a sortear, pero también abre horizontes infinitos en los que expandirte.
Lo importante es recuperar el deseo de participar en tu vida, con los elementos que dispongas, y potenciarlos (esto sirve para cualquier dolencia). Y eso es lo que hace mi personaje.
Así comenzaba el primer borrador del guión de “Los abrazos rotos”. Y así comienza, más o menos, la novela de mi querido Paul Auster. (Cuando empecé a escribir esto que ahora leen sólo había leído el primer capítulo, en la sección literaria de El País. Ahora ya he leído entera la novela y la recomiendo con fervor.
Pedro Almodovar
UN saludo
Magda.
PDT
No se que decir de los paraisos fiscales, sólo se, que son una aberración del sistema, una orgia del capitalismo y que cuando algo se llama «paraiso» es el no va más.
Todos hemos consentido, unos más que otros, todos.
Y ahora, ¿se va amnistiar a los defraudadores, ¿se les va apremiar si sacan su dinero de sus paraisos? ¿què precio va ha tener todo esto?.