Lamento comunicarles que no creo que el próximo 15 de noviembre, en la reunión del G-20 en Washington, se refunde el capitalismo. Tal vez sea necesario hacerlo. Pero es imposible que en una reunión de unas pocas horas, los Jefes de Estado y de Gobierno allí reunidos, invitados por un Bush en retirada, se vayan a poner de acuerdo sobre tan magna tarea. Pueden indicar algunas líneas de trabajo y, sobre todo, convocar una posterior Conferencia Intergubernamental que, tras varios meses de trabajo, presente para su aprobación los puntos en que debe ser reformado el actual orden económico mundial emanado, en gran parte de los ya famosos acuerdos de Bretton Woods que fueron las Conclusiones de una Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas.
Si esto es así, el Presidente del Gobierno hace bien en intentar estar en esa reunión – y alguna fórmula diplomática para ello puede existir – pero sobre todo, hay que estar en la otra reunión, donde los trabajos duraran meses y los acuerdos se tendrán que proponer, discutir, negociar y aprobar entre todos. Por lo tanto, estar ahora es importante, pero el qué decir luego también lo es, aunque le hayamos dedicado menos tiempo público.
El portavoz parlamentario, señor Alonso, ha anunciado que el grupo socialista está preparando una Proposición No de Ley para que el Parlamento pueda pronunciarse sobre cuál debe ser la posición de España en el debate que se abre. Y esto es de gran importancia. Nadie discute la necesidad de un cambio en las reglas de juego y en las instituciones mundiales pero, ¿qué reforma?, ¿para conseguir qué?
Como quiera que creo posible y conveniente que este debate sea no sólo ideológico, sino que refleje intereses de Estado, espero que haya una amplia participación social. Sindicatos, ONG, empresarios, Cámaras de Comercio, AEB, CECA, Universidades… deben sumar su voz para ayudar a articular una posición española ante el Nuevo Orden Económico Internacional. Hoy, tras haber analizado la semana pasada lo que no hemos hecho bien, quiero contribuir a ello con unas reflexiones generales sobre lo que no se nos puede olvidar en dicha reforma.
Lo primero que no se nos debe olvidar es la economía real, porque el asunto va más allá de lo financiero. Es muy grave que un ahorrador pierda sus ahorros debido a una crisis financiera. Pero es igualmente grave que un trabajador pierda su trabajo por una crisis económica. Y si, como dice ahora el FMI, esto va de recesión, incluso de depresión, conviene apuntalar acciones multinacionales para hacer frente a la misma. No basta con copiar las mejores prácticas. Debemos ensayar una coordinación mundial de medidas económicas reactivadoras, incluyendo el impulso de la Ronda Doha de la Organización Mundial del Comercio ya que uno de los errores cometidos durante la Gran Depresión de los años 30 fue, precisamente, buscar salidas nacionales a la crisis, a costa del vecino.
Lo segundo a no olvidar en esta reforma del sistema económico mundial es, obviamente, la parte financiera. Ahora se acepta de manera generalizada que deben regularse todos los productos financieros y que todas las entidades que los manejan deben ser objeto de supervisión por parte de alguna autoridad reconocida, Mejor regulación y mayor supervisión de productos y entidades deben verse acompañados, por tanto, de un ente regulador, supervisor y prestamista de última instancia con dimensión global.
La libertad de movimiento de capitales debe verse contrapesada por una institución de igual poder y alcance. Sea un FMI reformado o un Sistema Federal Mundial de Bancos Centrales que además, deberían armonizar sus objetivos, no solo en la estabilidad de precios, sino también, en el crecimiento económico. En este sentido puede que las propuestas de Keynes en Bretton Woods que fueron derrotadas a favor de las tesis norteamericanas de White, se acerquen más a lo que necesitaríamos hoy.
La tercera cosa que no debemos olvidar es que el Nuevo Orden Económico Internacional debe dotarnos de mejores elementos de estabilidad para conseguir unos niveles de bienestar colectivos mayores. Esto, para algunos países y para millones de personas, significa cumplir con los Objetivos del Milenio fijados por la ONU para, con una cantidad de recursos muy inferior a la que habremos dedicado solo a la crisis financiera en los países de la OCDE, acabar en el planeta con el hambre y con algunas graves enfermedades. Reequilibrar las oportunidades de vida en el mundo, reforzando las capacidades de la gente mas necesitada en sus lugares de origen, además de un asunto de justicia, debe verse también como un elemento positivo para todos al reducir la presión emigratoria y la competencia laboral desleal.
Por último, tampoco debemos olvidar los compromisos para hacer frente de manera conjunta a problemas comunes para los que nadie, por si solo, tiene solución. Me refiero a la lucha contra el cambio climático en busca de acuerdos post-Kioto en la próxima cumbre de Copenhague que sean eficaces para reducir el calentamiento global del planeta y sean aceptados por todos, incluyendo Estados Unidos, pero también China o India.
Un acuerdo global sobre los cuatro asuntos mencionados si que sería una refundación del orden internacional en una dirección adecuada. Una opción ambiciosa pero posible. Cuando la banca de inversión ha desaparecido y con ella los derivados que han causado esta alarma, quedarse solo en regular lo que ya no existe, sería algo importante de cara al futuro, pero menor. Tenemos que aprovechar que en esta discusión, sea cuál sea el formato que adopte, estarán todos los países que tiene algo que decir sobre todos los problemas importantes con que nos enfrentamos hoy. Y que generalizar la negociación, puede que introduzca complejidad, pero permite equilibrar mejor las compensaciones nacionales entre lo que se obtiene, y lo que se cede en cada materia. No deberíamos jugar partidas simultáneas en paralelo sino una misma partida que se representa en varios tableros.
En todos estos asuntos, España tiene mucho que decir. Por eso hay que estar en las reuniones. Para poder decirlo.
03.11.2008 a las 14:37 Enlace Permanente
Señor Sevilla, no deseo ser aguafiestas, pero una reunión de presidentes de gobierno de 20 países, a la cabeza el mandamás Bush, que aunque le queden 3 telediarios en el gobierno de EE.UU es el que lleva la voz cantante aún sabiendo todos que es el menos aplicado de todos los demás jefes de gobierno; me temo que la reunión ya está dotada de un claro, ¡aquí no pasa nada! : Firmen aquí abajo, donde pone la cláusula de puntos.
Abordar la reafirmación del capitalismo; intentar rizar el rizo, y proclamar la nueve era del capitalismo del siglo XXI como herramienta nueva del sistema financiero es del todo o por ahora creíble.
Deberían en esta reunión hacer un balance de la mala gestión de la globalización de la que todos estaban de acuerdo, cómo los contrarios a la misma por problemas de destrucción de los países pobres, por el cambio climático, por el abuso de los países ricos en explotación de los países pobres, -avisaban del desastre del petróleo-, -de los cambios climáticos y de la faltas de energías alternativas- no han hecho ni un gesto de escuchar y menos de cambio.
Al final estalló el globo.
Con lo cual es importante reconocer los errores y proclamarlos a nivel global, pedir disculpas por la falta de ética y respeto por la población mundial y reparar el daño hecho a los seres vivos del planeta que no es de ellos sino de cada ser que respira este aire contaminado por todos.
El Señor Zapatero, si va, que sería bueno que acuda, saldrá triste y decepcionado si realmente el va a plantear la política socialdemócrata de su partido.
Alguien cree a estas alturas que Bush y CIA van a cambiar su moral y su ideología para el beneficio de la humanidad, ¿Por qué han esperado que la crisis o el genocidio financiero termine de esta guisa?.
¿Por qué?
06.11.2008 a las 10:03 Enlace Permanente
Buenos y por fin soleados días:
Mi muy estimado compañero, algo que no debemos olvidar, y que por pertenecer al Partido Socialista, es más que una obligación, un compromiso, es el vertebrar en Europa, y en el resto del Planeta, la armonización de las relaciones laborales.
Los United States of America, tienen si el tiempo, y los americanos se lo permiten, una labor muy importante, la de dotar de un sistema social público de protección y prestación de asistencia sanitaria, y social. Este empeño, le concentrará cantidades ingentes de dinero y de esfuerzo, que redundarán en una mayor calidad de vida de tod@s l@s american@s. Ése será sin duda, un elemento que hará cambiar sustancialmente la mentalidad del pueblo americano; su manera de ver las cosas.
Otro escenario que debería tal vez tenerse en cuenta, no en el campo de las variaciones de cambio entre monedas, sino en el del libre mercado, sería el de establecer unos parámetros que enmarquen unos mínimos o márgenes necesarios, para permitir el comercio de productos en el mercado global. Reformulando la premisa del “Comercio Justo”, y apoyando las políticas agroalimentarias propias de cada territorio, evitando los monocultivos, que sólo favorecen a las grandes empresas monopolísticas.
Una de momento última reflexión sería sobre el nuevo papel, y peso en el mundo, de las monedas base de intercambio comercial, y de sus países o Federaciones, o Comunidades respectivas. Hoy hablamos de, dólares $, euros €, yenes ¥, yuan renminbi CNY, el rublo R, etc… Y de momento, sólo le pongo estas cinco monedas.
Desaparecido el patrón Oro; y decaído el valor de algunas monedas-valor, por la depreciación de las economías de los respectivos países; se erigen como referentes del intercambio comercial, nuevas monedas que soportan un peso específico en la economía mundial, cada vez mayor. Y es que ¿por qué un chino tiene que comprar en dólares o euros?.
Saludos desde Xàbia/Jávea
enric doménech